26 horitas de viaje, que diría Guille. Pero ahora estamos aquí, en nuestro chalet, con nuestros portátiles, escribiendo la crónica mientras al fondo oímos el río que corre bajo nuestros balcones, y los cantos exóticos de pájaros raros que nos amenizan esta noche en Iguazú. Idílico ¿verdad?. Pues, así así.
El vuelo a Buenos Aires fue muy bien. Dormimos a placer, conseguimos que Carmen y Guille viajaran juntos, moviendo pasajeros. De este modo, si tenían que discutir, tenían 12 horas para hacerlo y 3 semanas en Argentina para reconciliarse. Pero como son como son, pues tuvieron un viaje muy empalagoso, haciéndose arrumacos entre ellos y a los pasajeros de a su alrededor. Y yo me pasé el vuelo en la postura pilates de poner los pies en alto en la pared de enfrente. Y es que me tocó al lado de un chavalín sueco de 10 años que viajaba solito desde Estocolmo, con escala en Madrid y que tomó esa postura -que yo imité- altamente recomendable para el retorno venoso, la flexibilidad perdida y el tránsito intestinal. El crío era muy gracioso y listo: hablaba un sueco muy correcto y un inglé más que aceptable. Nota al margen: Recomiendo el menú vegerariano de Iberia. El desayuno buenísimo. En vez de mortadela cordobesa te ponen cosas ricas.
Bueno, pues que al final hemos volado con mucho retraso y para compensar la molestia, el piloto se las ha dao de enrollao y nos ha sobrevolado las cataratas, primero por el lado derecho, luego por el izquierdo, rodeando la Garganta del Diablo. Una pasada. A Elisa se lo hicieron también hace un mes, pero dicen que no siempre lo hacen, así que la suerte de las Polo ha vuelto a funcionar (como lo hizo con el conato de overbooking).
Nota: Las fotos están hechas desde el avión, con la ventanilla de por medio, pero esto es lo que hay por hoy.
Ahora estamos en nuestro chalete. Está en una antigua cantera recuperada, a orilla del río Iguazú, y están de lujo. Preciosas, con varias terrazas (en cada habitación y en el salón) que dan a la selva y al río. Es una pasada. Muy recomendable. Unos 110 Euros y caben hasta siete personas cómodamente.
Estamos devorados y mañana queremos levantarnos pronto para hacer las "aventuras" del lado argenito del Parque Nacional. Se espera buen tiempo y las cataratas están bien de agua, así que esperamos descansar mucho de esta agotadora jornada de viaje y disfrutar de un día maravilloso.